Ayer, mientras hacía de cocinillas en casa me acordé de una práctica de laboratorio que hice el año pasado.
¿Nunca os habeis preguntado por qué al añadir levadura a una masa de pan, o de bizcocho, éste queda esponjoso tras hornearlo?
Evidentemente, la práctica no se trataba de cocinar, pero trabajamos con levaduras, y entendimos cómo ayudan éstas a hacer que los bizcochos "suban". Aquí la explicación:
La levadura es un microorganismo (una célula) que se alimenta de azúcares, los cuales se pueden encontrar en la harina de la masa, o en otros componentes de la misma. Al "comerse" estos azúcares (al fermentarlos), las levaduras generan desechos (igual que hacemos nosotros). En su caso, este desecho es el CO2, un gas que queda atrapado en la masa en forma de pequeñas burbujas, evitando que se escape al exterior y dando ese aspecto esponjoso a los horneados.
Sin embargo podríais preguntaros: ¿Por qué si dejo la masa sin calentar no se hincha? Sencillo
La temperatura a la que más cómodos se encuentran estos bichos para vivir se encuentra entre 35-40 ºC. A temperaturas inferiores, el CO2 que generan es muy escaso, por lo que es posible que la masa se hinche levemente, pero nada más. En cambio, cuando metemos al horno la mezcla, alcanza esa temperatura óptima para las levaduras, haciendo que generen el máximo CO2 posible. Aún así, todo tiene un límite. Cuando la temperatura de la masa alcanza los 55 ºC más o menos, estos seres mueren, de manera que ya no se produce más gas, y el bizcocho deja de subir.
Y esto es todo por hoy. Ahora, si quereis intentar explicarle esto a vuestras abuelas reposteras, os deseo suerte. Yo con las mías desistí
¿Qué pasa si añades los cogollos secos de cierta planta? ;)
ResponderEliminarPues que las levaduras también se lo pasan bien hasta que mueren =P
ResponderEliminarOye, pues empiezas muy bien, ¿eh? Bastante claro, muy interesante y más que cotidiano. Yo, desde luego, lo he entendido a la perfección, ¡todo un éxito!
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