Como todos sabeis, al respirar, los seres humanos desprendemos CO2 en forma de gas, el cual va a parar a la atmósfera. Este gas, en pequeñas cantidades, no es perjudicial. Sin embargo, en el caso de las cuevas, la cosa cambia.
El carbonato cálcico (CaCO3) es un compuesto muy abundante en la naturaleza, sobre todo en las rocas. Las estalactitas y estalagmitas se forman a partir del carbonato que gotea del techo, o que cae al suelo. Este carbonato, está disuelto en el agua, de manera que cuando ésta se evapora, el CaCO3 queda en estado sólido en el suelo o techo de las cuevas. Así, con el paso de muchos, muchos años, se llegan a formar estas estructuras.
Por otra parte, el CO2, en contacto con la humedad de las cuevas (el agua que hay), reacciona formando otro compuesto, el ácido carbónico (que se utiliza en las bebidas con gas, como la Coca Cola). A su vez, este ácido reacciona con el CaCO3 que forma las estalactitas, y crean un compuesto nuevo que es soluble en agua, por lo que la roca poco a poco va desapareciendo.
Asi que en resumen, el CO2 que espiramos, junto con el agua del ambiente de las cuevas, forma un ácido que "ataca" a las rocas, y las disuelve. Es por esto que en muchas cuevas se ha prohibido la entrada a los visitantes por el momento, para evitar que se destruyan las estalactitas y estalagmitas, o para evitar la desaparición de las pinturas rupestres, que se disuelven junto con la roca (se pretende que todo el CO2 que se ha acumulado durante años con las visitas salga de las cuevas hacia la atmósfera exterior). A cambio, algunas de las instituciones responsables del cuidado de estas instalaciones, han construido recreaciones del interior de las cuevas, como es el ejemplo de Altamira.
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