miércoles, 25 de septiembre de 2013

¡Deja ya el tabaco, fumata de mierda!

Seguramente, todos tendréis algún amigo o familiar fumador que os molesta de vez en cuando con su nocivo humo. Seguramente también, esa persona se quejará de vez en cuando de que se cansa con facilidad, se fatiga al hacer ejercicio y le cuesta más respirar que cuando no fumaba. Pues bien, aquí va una respuesta molecular a tanto esfuerzo. 

Para fumarse un cigarro, lo primero que hay que hacer es encenderlo, es decir, iniciar la combustión de todos los componentes que lo forman. Como todos sabéis, de esta reacción se desprenden multitud de sustancias tóxicas y, de entre todas ellas, la que nos interesa hoy es el monóxido de carbono (CO).

Al inhalar el humo del tabaco, este CO pasa a la sangre, donde tiene capacidad para unirse a la hemoglobina. La hemoglobina es una proteína que se encuentra dentro de los glóbulos rojos y se encarga de transportar tanto el oxígeno que respiramos (que viaja hacia los tejidos), como el CO2 que producen nuestras células (el cual va hacia los pulmones, donde será expulsado). El problema radica en que, mientras que la unión al CO2 y al oxígeno es reversible (es decir, la hemoglobina puede unirse y soltarse de ellos), la unión con el CO inutiliza a la hemoglobina, puesto que ya no puede separarse de esa sustancia ni unirse a ningún otro gas.

Por tanto, si parte de la hemoglobina está fuera de servicio, es más difícil para el organismo transportar el O2 hasta nuestras células, por lo que estas no pueden funcionar al 100% y el fumador se cansa más rápidamente que antes al hacer algún esfuerzo físico. Sin embargo, la situación puede revertirse al dejar de fumar, puesto que la hemoglobina no es inmortal y ha de renovarse cada cierto tiempo. Así, después de un tiempo sin fumar, los niveles de hemoglobina funcional vuelven a recuperarse, con lo que el individuo siente que vuelve a "estar en forma".



Como curiosidad adicional, los famosos envenenamientos por monóxido de carbono se deben al mismo fenómeno pero llevado al extremo: toda la hemoglobina del organismo se satura de CO y resulta imposible el transporte de oxígeno, por lo que nuestras células dejan de funcionar. Y nosotros con ellas, claro.

martes, 26 de febrero de 2013

¿Por qué la caca es marrón?

Yo, la verdad, nunca me había preguntado sobre este tema hasta que hoy en clase nos lo han comentado. La responsable de esto, y de algunos otros colores en nuestro cuerpo es la bilirrubina, la que me sube cuando te miro y no me mi. Intentaré explicarme lo mejor que pueda, como siempre.

Como quizá algunos ya sabéis, la bilirrubina es un compuesto que se genera en el hígado y se almacena en la vesícula biliar. Sirve para emulsionar las grasas, es decir, para ayudar a digerirlas durante su paso por el aparato digestivo. Forma parte de las sales biliares junto a otras sustancias, y tiene un color amarillento/marronáceo, que es lo que nos interesa en este caso. 

Ya os he comentado que este compuesto se vierte al intestino y se junta con el bolo alimenticio para ayudar a digerirlo. Tras el viaje por los intestinos, este bolo se transforma en heces, y la mayor parte de la bilirrubina que lo acompaña es modificada por las bacterias intestinales, pero se queda con ellas, dándoles ese tono característico. Sin embargo, otra parte es reabsorbida por el organismo, y generalmente recircula por la sangre hasta que es filtrada en el riñón e incorporada a la orina, con lo que también le da el tono amarillento. 

Este es el recorrido "habitual" que sigue la molécula cuando todo en nuestro cuerpo funciona bien. Sin embargo, cuando algún hecho que interrumpe el proceso y permite la salida de bilirrubina en exceso hacia zonas que no son las habituales, tiene lugar la llamada ictericia, en la que la piel de la persona que la sufre se va tornando amarillenta y de un color enfermizo. Esto también ocurre en los recién nacidos (en los prematuros, generalmente), cuyos organismos todavía no han tenido tiempo de sintetizar los enzimas (proteínas) que llevan a cabo la degradación de esta sustancia. Debido a ello, se va acumulando en la piel y las mucosas (como la de los ojos), y hace que presenten ese color característico.

Por último, la bilirrubina también es responsable del color morado que tienen los moratones. Éstos se generan cuando se rompe algún capilar y una pequeña cantidad de sangre se estanca en una zona concreta cercana a la piel, formándose un trombo que dificulta su transporte. Pues bien, en ese proceso, también se rompen algunos glóbulos rojos, que son los que transportan la hemoglobina (y ésta, a su vez, el oxígeno). La hemoglobina entonces se degrada en otros compuestos que terminan generando bilirrubina y que, en combinación con los glóbulos rojos que permanecen intactos, da color a ese moratón (lo que también está influido por el color de piel de la persona que los sufre). 



Y nada más, creo que esto es todo lo que os puedo contar sobre la bilirrubina, por el momento. Para más información, consulten con Juan Luis Guerra.